En la década de 1940, junto con el auge de la radio, se crea el radioteatro. Con historias cómicas, aventuras y drama, entre otros géneros, este medio reunía diariamente a la familia, para que junto al aparato radiofónico no se perdieran el capítulo de cada día. Mediante la voz, muchos actores se disponían en vivo desde el estudio de radio para transmitir las diversas historias.
Como en el cine y la televisión, la radio osciló en sus comienzos entre la función meramente intermediaria y reproductora (la que preside, en cierta forma, la primitiva transmisión de operas) y la exploración de sus propios lenguajes y de sus códigos comunicacionales específicos (la que determina, en gran medida, el desarrollo del radioteatro hasta alcanzar formas autónomas y muy depuradas desde el punto de vista del empleo de la imaginación, los silencios, los efectos sonoros, los planos de la voz humana, las cortinas musicales, el desarrollo dramático, etc.
Piloteada por grandes intuitivos, por hombres de creatividad alerta y por no pocos mercaderes, la radiofonía argentina no tardó en elaborar sus propios patrones, que dieron amplia cabida a las expresiones más variadas de la cultura popular y de la cultura de elite, aunque esta última se mantuvo siempre a prudente distancia de un medio al que solo veía como eventual transmisor de formas y contenidos ya establecidos, y no como plástico generador de lenguajes y productos específicamente "radiotelefónicos"
Cuando a comienzos de 1929 una audición de música campera conducida por Roberto Torres y Francisco Mastandrea parecía agotarse, este último, inspirado en las novelas por entregas tan en boga en aquella época, crea "La caricia del lobo", "una radial, la primera obra radiofónica que no concluiría en un solo día o en el espacio de una audición"
En la búsqueda de temas y fórmulas de segura repercusión, la radio se nutre de lla novela popular, fuente aprovechada ya por otros medios como el cine y la historieta. Con una variedad tal que mezcla novelas de capa y espada, de aventuras, policiales e históricas con la novela sentimental o "rosa" que terminara imponiéndose en la década siguiente. Pero el género se diversificó todavía más. Habrá un radioteatro infantil; un radioteatro familiar y costumbrista; un radioteatro dirigido a un público de clase media predominantemente femenino que gustaba de las historias de amor con final feliz y finalmente la línea gauchesca.
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